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El éxito es el número de días en los que diste tu mayor esfuerzo para alcanzar tus metas.

Sólo que la mayoría de las personas no tiene la claridad mental o la estructura en su día a día para dar su mejor esfuerzo cuando se sienten mal.

Se dan permiso de distraerse con un montón de cosas que no son parte de su plan. 

Si tu camino va por fuera del mundo corporativo en el que tienes que seguir las órdenes de otros para ganar un estilo de vida cómodo, entonces tener pretextos para no dar tu mejor esfuerzo no es aceptable. 

Porque tú eres el único responsable de realizar tus sueños. Y esos sueños sólo son una serie de grandes esfuerzos.

Y todo esto empieza con un objetivo.

1. Crea un objetivo diario: Dar lo mejor de ti

Si quieres llegar a la meta tienes que dar tu mejor esfuerzo el día de hoy.

Este objetivo desbloquea una mentalidad tenaz que te inspira a dar lo mejor de ti cuando sientes que no tienes nada que dar. Así que al final de la hoja de tu planeación diaria dibuja una casilla enseguida de las palabras “Dar tu mejor esfuerzo.”

Cuando termine tu día y reflexiones sobre tus objetivos, esta casilla te contará la historia completa, y es una palomita que debes poner de manera honesta. Si no diste tu mejor esfuerzo, no la palomees o sentirás esa incomodidad estomacal que aparece cuando nos defraudamos a nosotros mismos.

Si contestas que no cuando te preguntes a ti mismo si hiciste tu mejor esfuerzo te sentirás tan disgustado contigo mismo que te rehusarás a repetir la historia al día siguiente. Y además te comprometerás a eliminar los distractores que te impidieron dar tu mejor esfuerzo. 

Comprométete a esta pregunta/objetivo diario. 

2. Ten rutinas diarias no negociables

El punto 1 depende mucho de tus hábitos y de tu actitud. Si automáticamente te enrolas en una serie de hábitos que nutran un día sumamente exitoso, como hacer ejercicio, meditar y agradecer todas las cosas increíbles y la gente que tienes en tu vida, entonces automáticamente vas a dar tu mejor esfuerzo. Sólo tienes que practicar una rutina matutina que te inspire todos los días; inténtalo un mes y poco a poco lo sentirás mucho más natural.

Cuando logras entrar en tu cabeza y consigues todas esas cosas increíbles para ti, es cuando tus objetivos más retadores del día son realistas. Si puedes levantarte y cambiar drásticamente tu actitud y energía, y logras sacar algo de gratitud y propósito, puedes hacer lo que quieras. Entonces vas y conquistas al mundo.

Así que elige bien tus rutinas de mañana, tarde y noche para el próximo mes. No tienes que exagerar y meditar durante dos horas o correr medio maratón, sólo incluye el ejercicio suficiente, las afirmaciones suficientes y la gratitud suficiente para empezar tu día de manera productiva. Planea tu día desde la mañana, o incluso desde la noche anterior. Medita después de la comida para darle un respiro a tu tarde y poner tu mente en el camino correcto. Luego incluye algo de reflexión nocturna.

3. Termina por lo menos una tarea antes de revisar tus redes sociales.

Todos tenemos esos días en los que nos vamos a la cama pensando: Sólo me senté y revisé mis redes sociales, mi correo y mis mensajes todo el día. Bueno, es hora de dejar de hacerlo. Cualquier actividad que involucre la dirección o la validación de un externo se robará tu tiempo y tu mejor esfuerzo.

La mejor forma de brincarte el hábito de revisar tus mensajes en la mañana es meterte automáticamente en un proyecto o en cualquier tipo de tarea o trabajo que tengas que hacer, justo después de tu rutina matutina, y dejar la comunicación hasta que lo termines. Esto requiere disciplina. Pero si lo haces aunque sea un sólo día, te sentirás tan concentrado y confiarás tanto en tu capacidad de hacer que las cosas sucedan que no querrás regresar. Tu productividad y el disfrute que sientes de la vida aumentará.

Y después, si quieres llevar esta vida sin distracciones al siguiente nivel, acomodaras espacios para revisar mensajes durante unos minutos, ¡y nada más!.

En resumen 

  1. Empieza a planear el objetivo de “Dar lo mejor de ti” e inclúyelo en tu planeación diaria.
  2. Apégate a tus rituales exitosos contra viento y marea.
  3. Termina algunas horas de trabajo real antes de revisar tus mensajes.

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