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Al igual que en ámbitos familiares y académicos, en el ámbito laboral existen ciertas normas de etiqueta. Estas deben ser seguidas y respetadas para que los demás nos vean como verdaderos profesionales. Estas normas suelen aplicarse en las reuniones de trabajo, donde compartimos e interactuamos con colegas y jefes. Debemos pensar en que este es un espacio para debatir y charlar temas importantes.  

PROFESIONALISMO LABORAL

Ser profesional en el campo laboral es mucho más que usar un traje y una corbata o la posesión de un título universitario y un notarial. El profesionalismo también tiene que ver en cómo te conduces en tus negocios.

Los verdaderos profesionales poseen un número de características importantes que pueden aplicarse a cualquier tipo de negocio.

  • La apariencia :Un profesional tiene un aspecto aseado. Asegúrate de cumplir o incluso superar los requisitos del código de vestimenta de tu empresa, y presta especial atención a tu apariencia cuando te reúnas con clientes.
  • La conducta: Tu conducta debe transmitir confianza y   no arrogancia. Sé cortés y bien hablado si estás interactuando con clientes, superiores o compañeros de trabajo. Necesitas mantener la calma, incluso en situaciones de tensión.
  • Confiabilidad: Responder a las personas rápidamente y dar seguimiento a las promesas de una manera oportuna es también importante, ya que demuestra la confiabilidad.
  • Capacidad: Los profesionales se esfuerzan por convertirse en expertos en su campo, lo que los diferencia del resto de la manada. Esto puede significar la continuación de tu educación tomando cursos, asistiendo a seminarios y alcanzando las designaciones profesionales relacionadas.
  • La ética :Profesionales como médicos, abogados y contadores públicos deben cumplir con un estricto código de ética. Incluso si tu empresa o industria no tiene un código escrito, debes mostrar un comportamiento ético en todo momento.
  • Mantener tu compostura: Un profesional debe mantener la compostura incluso cuando se enfrenta a una situación difícil. Por ejemplo, si un colega o un cliente te trata de una manera beligerante, no debes recurrir al mismo tipo de comportamiento.
  • Protocolo de teléfono: Tu etiqueta de teléfono es también un componente importante de la conducta profesional. Esto significa identificarte por tu nombre y apellido, empresa, y el título al realizar una llamada. Asegúrate de no dominar la conversación y de escuchar atentamente a la otra parte.
  • La correspondencia escrita: Durante la correspondencia escrita, mantén tus cartas breves y al grano. Tu tono debe ser amable y formal, sin ser “cargado”. Esto también se aplica a la correspondencia de correo electrónico.
  • Habilidades de organización: Un profesional puede encontrar rápida y fácilmente lo que necesita. Tu área de trabajo debe estar limpia y organizada, y tu maletín debe contener sólo lo que necesitas para tu reunión o presentación.
  • Responsabilidad: Los profesionales son responsables de sus actos en todo momento. Si cometes un error, hazte cargo de él y trata de corregirlo si es posible. No trates de echar la culpa a un colega. Si tu empresa cometió el error, asume la responsabilidad y trabaja para resolver el problema.

COMPORTAMIENTO LABORAL

En el lugar de trabajo pasamos bastantes horas al día, compartiendo el espacio con otros compañeros. Si cada uno hiciera lo que quisiera la convivencia sería imposible, por lo que hay que adaptarse y cumplir las normas establecidas, a fin de que sea un espacio feliz para tus compañeros y para ti y nadie baje su productividad por actitudes poco colaborativas.

  • Respeta el espacio: Si bien pasas muchas horas en tu lugar de trabajo, ésta no es tu casa. Es por esto que debes evitar hacer las cosas que harías si estuvieras en ella. Por ejemplo, no es una buena idea poner los pies sobre el escritorio, dormir una siesta arriba del teclado, sentarte de manera inapropiada o tener actitudes demasiado relajadas para un ambiente laboral.
  • Cuida qué alimentos llevas al escritorio: Está bien, puedes sentir hambre en horarios que no son precisamente los del almuerzo. Si vas llevar comida a tu escritorio y tienes a tus compañeros cerca tienes que cuidar que los alimentos que llevas no “invadan” su espacio, por ejemplo, mediante migas o intensos olores.
  • Presta atención a tus compañeros: Esto no se refiere a llevar una bitácora de actividades y charlas. Pero si alguien quiere transmitirte algo, más hablando laboralmente, ten la educación de prestarle tu atención. La cortesía es tener actitudes positivas como estar mirando el móvil cuando te hablan.
  • Recuerda que no estás en una fiesta: ¿Te gusta escuchar música mientras trabajas? Ponte los auriculares. ¿Te llegó un WhatsApp que te tentó muchísimo? Controla la sonoridad de tu carcajada. ¿Tu celular suena al ritmo musical? Ponlo en silencio. Recuerda que al lado tuyo hay personas que están trabajando al igual que tú. Algunas situaciones como las mencionadas harán que todos pierdan la concentración. Si lo haces de manera constante, simplemente les estará haciendo la vida imposible.
  • Evita gritar: Si tienes que comunicarle algo a un compañero que está en la otra punta de la oficina, por favor evita gritar. Levántate y habla directamente con él. No “obligando” a todos a enterarse de lo que tienes que decirle. Si no quieres levantarte y deben comunicarse todo el día, hazlo a través de Skype. Esta es una herramienta que resulta muy efectiva para usarla también con fines laborales.
  • Respeta la privacidad de tus compañeros: Es normal que entres en confianza con algunas de las personas que comparten contigo tantas horas al día. Pero tomarte más atribuciones de las deseables puede incomodar a tu compañero. Por ejemplo, no mires su pantalla si está manteniendo un chat con alguien. Evita ver u oír su celular cuando tiene una conversación por este medio. Esto pertenece a su privacidad y si hay algo que él quiera que sepas, te lo contará. De lo contrario evita inmiscuirse en sus asuntos personales.
  • ¿Qué tal está tu espacio de trabajo?: ¿Tienes galletitas por un lado, refrescos por el otro, millones de posts it alrededor, una plantita, crema para manos y las fotos de tus sobrinos pegadas al monitor? ¡Qué caos! Si bien debes sentirte cómodo con tu espacio laboral y hacer de éste un espacio feliz e inspirador, mantener el orden es fundamental. Si no lo haces por ti, hazlo por tus compañeros y por los supervisores que puedan visitarte.
  • Usa las “palabras mágicas”: Las palabras mágicas no son precisamente “abracadabra” ni ninguno de sus sinónimos. Sino por favor”, “permiso” y “gracias”. La educación es una excelente virtud en las personas. Es además, una característica fundamental para mantener la armonía en un grupo.

IMAGEN LABORAL

La imagen personal es una buena combinación entre la parte interior y la parte exterior de una persona y es lo que ayuda a tener un estilo propio.

Importancia de la primera impresión

Una visita por primera vez a unos clientes, a unos familiares, a unos proveedores… ¿Qué imagen ofrecemos? Antes de tener cualquier tipo de contacto físico, la imagen laboral es la primera percepción que van a tener de nosotros. La retina graba esta ‘primera impresión’ que puede cambiar a lo largo del tiempo (cuando se conoce algo más que el exterior de una persona). Pero de forma inicial, la primera imagen es lo que se queda grabado en su cabeza.

“Nunca hay una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión”

La imagen en el mundo laboral

Si una empresa cuenta con un manual de Protocolo y Comunicación, seguramente que estos aspectos sobre la imagen laboral. En este estarán contemplados, o al menos se hará algún tipo de reseña sobre los mismos. La higiene, el vestuario, el cabello… todo forma un conjunto. Además, de tener en cuenta otros valores más personales que no tienen nada que ver con el aspecto físico. Hay otro tipo de belleza que no radica solamente en los aspectos físicos. Ser educado, inteligente, amable, buen conversador… no tiene nada que ver con la belleza física. Sin embargo, da una buena imagen de nosotros y de la empresa a la que representamos.

Una buena combinación entre la parte interior y la parte exterior de una persona es lo que ‘compone’ o crea un estilo propio. Ser amable, ser educado, ser inteligente, ser agradable. Pero ir mal vestido no es una buena combinación. Y al contrario; vestir de forma elegante pero ser grosero, tener malos modales, ser desagradable e incluso antipático, tampoco es una buena combinación.

La primera impresión persiste en el tiempo. Se puede cambiar, pero cuesta. Es decir es la foto instantánea que va a tener de nosotros la persona a la que acabamos de conocer por primera vez.

Cuantas veces se “juzga” mal a una persona por su vestuario,  y es por que, esa imagen puede transmitir algo que “a posterior” no es cierto, pero es la que una persona percibe.

Hay que cuidar todos los detalles; armonizar el aspecto físico con el personal, con unos buenos modales, con una forma de expresarse correcta y una forma de moverse armoniosa. Todo este conjunto transmite, pero esa transmisión debe ser lo más positiva posible. Eso facilita nuestras relaciones sociales, laborales y familiares.

¿Por qué no nos invitan a fiestas? ¿Podríamos tener un mejor empleo? ¿Por qué no somos bien aceptados en nuestra nueva familia? En muchas ocasiones hay que analizarse uno mismo y no pensar que son los demás los que se equivocan. A lo mejor los que estamos equivocados somos nosotros.

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